En los gobiernos de ARENA y FMLN, las cárceles eran los centros de operaciones de los pandilleros.
Las mismas administraciones permitían que los terroristas extorsionaran a los salvadoreños, además les autorizaban los asesinatos diarios.
Con la llegada de Nayib Bukele a la presidencia, las cárceles pasaron de ser bases criminales a convertirse en centros de disciplina.
Los reos ahora pasan gran parte de su tiempo realizando tareas productivas; Bukele logró en meses lo que ARENA y FMLN no pudieron hacer en años.
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